En la escuela, ¿qué es un reglamento y para qué sirve?


Reflexiones para un año que se termina y otro que comienza

Por ejemplo, el reglamento interno es un documento que sirve para señalar conductas precisas que son esperadas o serán rechazadas en una institución, bajo el amparo más amplio de las Leyes y en consonancia con ellas. En ese sentido, este documento es parte de una serie de documentos que acompañan y articulan la organización educativa (por ejemplo, las normas técnicas, el currículo, el presupuesto, los contratos, los planes de acción, el plan anual de trabajo, los proyectos, los comprobantes, los estados de cuenta y un largo etcétera). Una escuela, ¿puede existir o funcionar al margen de dichos instrumentos? La respuesta es muy simple: no, no puede; es una condición necesaria para su existencia y funcionamiento.
Luego de constatar esta característica inexorable de la escuela, cabe preguntarnos si la tarea de la escuela consista principalmente en aplicar o llevar a la práctica lo que prescriben dichos documentos: ¿educar consiste en aplicar fórmulas precisas?, ¿qué se les pide a los educadores?, ¿los directivos se lo cuestionan?
Antes de responder, quisiera resaltar algunos asuntos implícitos en la pregunta. Entre otros, notamos estos factores: la actividad, los elementos que serán empleados por la actividad y unas pautas que guíen la acción. De entrada, parece que aplicar una fórmula implica un quehacer sobre algo pasivo de acuerdo a ciertas pautas que guían la acción. Ese es el caso de la elaboración de un pastel: el pastelero reúne materiales que mezclará de acuerdo a una receta para obtener el resultado observable que es el pastel en la mesa. Si este fuera el caso de la actividad educativa, entonces educar sería un asunto instrumental, es decir, se reduciría a la aplicación exitosa de una fórmula.
En el caso de que estuviésemos de acuerdo en ello, nos perderíamos lo más importante de la vocación educadora ya que los estudiantes no son objetos pasivos que requieren ser moldeados, sino que son personas cuyo desarrollo necesita ser guiado, estimulado ya que el progreso de su naturaleza específica no es espontáneo, sino que es libre o sea que el crecimiento de una persona exige que esta participe de manera activa y consciente. Y junto a los alumnos, en diferente medida, están sus educadores que también crecen, aunque de ellos esperamos que su desarrollo haya comenzado antes y que por ello tengan más camino (magis iter), es decir, que sean maestros.
La consideración de los protagonistas de las acciones educativas nos coloca ante un horizonte que siempre es nuevo y que es siempre capaz de hacer lo nuevo, ya que lo único nuevo que hay en el mundo son los seres humanos y las acciones que emprenden1. Un educador debería tener la suficiente sensibilidad para detectar este importantísimo valor.
En mi opinión, educar no es un asunto de recetas, de planes detallados cuyos puntos y comas deben fijarse exactamente antes de cada actividad de aprendizaje y cuya supervisión consista en la verificación de la ejecución exacta de los procedimientos prestablecidos. Por ello, ¿debemos prescindir de los planes y programas? No, de ninguna manera, lo que nuestra labor demanda es que coloquemos la planificación en su justo lugar, en el plano instrumental de la utilidad, es decir, como propuestas que señalan, según de qué documento se trate, pautas exactas de actuación o pretextos para la acción libre, con una apertura a la posibilidad de lo imprevisible, es decir, a la capacidad de las personas para pensar y actuar «out of the box«.
Repasar este tema es un ejercicio continuo para todo profesor ya que es el motivo que hace que valga la pena la permanente exigencia por dedicarles lo mejor de nuestro talento. A su vez, esta reflexión puede servir como orientación para algunos de los temas que los directivos escolares están teniendo en cuenta en estas fechas en que por este lado del globo el año escolar se va terminando y se prepara el año que llega. Por ejemplo:

  1. La disciplina escolar.
    Las actividades programadas pueden ponerse en marcha con apertura a la iniciativa por parte de los estudiantes, es decir, bajo el criterio de la gradualidad que brinda la edad evolutiva, el alumno puede ser estimulado a asumir tareas y responsabilidades en primera persona. De forma creativa se puede animar a que los alumnos asuman diversos encargos que, sin alterar el orden debido sino más bien por su medio, sirvan para fortalecer los rasgos de su carácter. Los códigos de conducta y faltas deben estar inspirados por la promoción de la libertad responsable, sin reducirse a una exigencia injustificada o justificada por un orden meramente teórico. A este respecto, nada mejor que unos docentes cuyo ejemplo de vida motive a la acción virtuosa.
  2. El perfil del profesor
    Además de los requisitos mínimos señalados tanto por la Ley como por la escuela, el educador debería tener la disposición a tratar a sus alumnos de forma personal, es decir, destacando la singularidad por la cual cada uno es único e irrepetible, con todo lo que ello implica para la realización de una experiencia de aprendizaje realmente significativa. ¿Cuán proclives son los profesores de mi escuela a este trato?
  3. El perfil del director.
    Cuando los dueños, Directorio, Autoridades u otros seleccionan o preparan a los futuros sucesores que tomarán las riendas de la institución educativa harían bien en considerar la sensibilidad del candidato por la dimensión libre de las acciones educativas debido al carácter personal de sus actores y, en su experiencia como educador, observar sus logros en esa dirección, en su disposición y habilidad para estimular y fomentar el talento de los demás a través de medios eficaces. Si, entre los otros aspectos del perfil, posee esa característica ello aseguraría que pueda desarrollar esas capacidades en sus colaboradores que son los maestros bajo su cargo para que ellos hagan lo mismo con sus estudiantes, en sintonía con las familias.
  4. El clima institucional
    Fijar como criterio la instrumentalidad de los documentos organizativos en favor de los participantes puede favorecer un ambiente en que se valore a las personas por lo que son y se les estimule a protagonizar su crecimiento a través de los planes de estudio y demás actividades establecidas. Si se genera ese tipo de trato podría suscitar un ambiente en que los participantes se sientan valorados por sí mismos y sean capaces de corresponder recíprocamente. Una de las claves operativas para esto se encuentra en el concepto y las iniciativas de participación estudiantil que el colegio Santa Margarita promueve entre sus alumnos y familias.
  5. La Formación docente
    Además de hacer mejores programaciones, con mejores recursos, también habría que pensar la formación personal que reciben los docentes para que comprendan mejor a las niños y adolescentes que ayudan a educar. El profesor, ¿sabe qué es una persona?, ¿es capaz de explicar la naturaleza humana (antropología)?, ¿comprende en qué consiste el conocimiento humano (epistemología)?, ¿conoce de qué trata la libertad y cómo funciona (ética)?, ¿sabe cómo opera el pensamiento para hallar y desarrollar la verdad, así como para detectar el error (lógica)?), ¿identifica las características y funcionamiento de la afectividad humana?, ¿acaso creemos que la inteligencia artificial podrá reemplazar al docente?, ¿es posible educar personas sin conocer a fondo lo que son?
  6. La capacitación docente
    La suficiente competencia docente del profesor en la enseñanza le traerá el reconocimiento de sus alumnos y, con ello, un motivo de autoridad para que ellos deseen aprender. Sin embargo, la excelencia en ese arte es creciente y cada año hay que enriquecerse con nuevos recursos didácticos, técnicos y metodológicos que deben seleccionarse a la luz del conocimiento que brinda la supervisión pedagógica del año que fenece. O, por el contrario, ¿consideramos que la inteligencia artificial puede reemplazar la labor del profesor?

Me disculpo por la extensión, pero es que el peso que recae en los hombros de los educadores no es poco y por ello es necesario detenerse a considerar más a fondo su ser y quehacer para disponer los medios (incluidos mejores salarios) que hagan falta a fin de que lleve adelante esta responsabilidad de una manera satisfactoria para todos. Al contrario, una visión y praxis educativa reducidas a la parte administrativo- burocrática del proceso pueden languidecer la institución educativa y, en el largo plazo, desanimar la elección de las familias por la escuela que conformamos ya que todas quieren ver a sus hijos crecer, como reseñó el médico Lucas, no solo en estatura sino también en sabiduría y en gracia (Lc 2:52)

  1. En el primer apartado del quinto capítulo del libro The Human Condition (1958), Hannah Arendt se refiere a ambas nociones. ↩︎

Educar en la quinta revolución industrial


La inteligencia artificial (IA) no es nueva, llevamos casi una década usándola mediante Google. Lo nuevo es la inteligencia artificial generativa (GAI, por sus siglas en inglés); sus potencialidades abren muchos canales de apoyo para las actividades de cualquier sector profesional y, en esa medida, descargan de trabajo a los consumidores. Su mejor uso depende del aprendizaje de los usuarios.

Por desconocimiento, hay temores en cuanto a las implicancias operativas de sus aportes en el mundo real: si se siguen ingenuamente sus resultados, se pueden alcanzar efectos negativos, de mayor o menor escala según la materia de que se trate.

Algunos de sus alcances desafían ciertas capacidades consideradas exclusivamente humanas, como la creatividad y la sensibilidad ya que la GAI puede analizar encontrando patrones y luego crear algo nuevo según dichas pautas, sea una pintura, una novela, un poema, un plan de negocios, etc. Por ejemplo, este año hubo mucha controversia cuando Boris Eldagsen ganó el concurso anual de fotografía de la Sony World Photography Awards con una imagen generada mediante GAI.

Es cierto que las aplicaciones basadas en GAI pueden desplazar actividades operativas, mecanizadas o rutinarias. Por lo tanto, las ocupaciones y profesiones vinculadas a actividades de ese tipo podrían desaparecer, como ha pasado hace pocas décadas con las utilidades de la automatización (por ejemplo, en Canadá no hay personas atendiendo en las gasolineras, se hace mediante autoservicio; mientras que en Perú no hay gasolinera que no tenga personas despachando el combustible a cada vehículo).

De mayor envergadura son los riesgos éticos de su empleo: una vez que se ha aprendido a usar la herramienta puede usarse de manera inmoral (para que haga la tarea escolar, por ejemplo). La empresa española Vodafone concitó 50 especialistas de inteligencia artificial de diversos sectores económicos y sociales que emitieron el informe “Inteligencia artificial, impacto en el modelo de negocio” destacando, entre otras cosas, que los alcances de la inteligencia artificial en las organizaciones “repercuten en la sociedad por su impacto ético, social y medioambiental” (Vodafone, 2023, p. 3).

Su impacto no es un asunto accesorio, ni meramente técnico porque se trata del nuevo compañero de las personas del siglo XXI y, como tal, suscita muchas inquietudes ya que está provocando bastantes cambios y comenzará otros más debido a su lógica interna ya que está dotada de una capacidad de aprendizaje y esa disposición hace prever un incremento sostenido de capacidad de participación en las actividades humanas, como de hecho está sucediendo.

Este sucinto panorama nos urge a parar un poco la marcha para hacer algo que es muy nuestro, muy humano: pensar el sentido y uso de la inteligencia artificial generativa.

En una primera aproximación, podemos resaltar que este nuevo “colaborador” tiene un carácter instrumental y, en esa medida, requiere orientación y control por parte de sus usuarios. Son estos quienes deben tener presentes tanto los beneficios como los perjuicios que las máquinas pueden provocar en las manos equivocadas. Quizás esto es lo que nos obliga a dirigir la mirada hacia las instituciones escolares.
El compromiso de las organizaciones escolares con sus alumnos les impele a no ser ajenas a los cambios de las sociedades en que se encuentran inmersas, como esta nueva herramienta que se enmarca en el paradigma de la llamada quinta revolución industrial.

Uno de los primeros desafíos que emerge simultáneo a este artificio es el mayor conocimiento de sí que reclama al usuario cuyas capacidades emulan las máquinas. Por ejemplo, ¿acaso las máquinas pueden suplir todo el conocer humano o este es algo distinto, superior y, por ello, incomparable e insustituible?, ¿lo tenemos claro?

También: ¿en qué consiste la acción humana, qué la distingue de las actividades que pueden ser realizadas por las máquinas?, ¿las máquinas son o serán capaces de tomar decisiones?, ¿qué es decidir?

La otra piedra de toque es el anhelado progreso que bajo el empuje de este nuevo paradigma parece pasar a convertirse en una meta alcanzable, abandonando su típico lugar utópico ya que podría fjarse en indicadores manejables, como señalan las pautas de la Agenda 2030.

Estas inquietudes colocan a nuestras queridas instituciones educativas en un nuevo entresijo, pero con la misma tarea de ayudar a crecer a sus estudiantes para que se forjen como personas que no son ajenas a su propio mundo.

Acaso uno de los mayores desafíos de la coyuntura digital sea la presión por reducir al ser humano a su quehacer, a sus competencias operativas. Ello nos obliga a no ignorar lo que está pasando con los nuevos alcances de la tecnología digital para incorporarla a nuestros modelos pedagógicos en su justo lugar, sin excesivos o forzados protagonismos pasajeros.

Las escuelas deben incorporar la inteligencia artificial a los medios que emplean y a las enseñanzas que imparten sin dejar de lado a las singulares personas que llenan sus aulas ni a las singulares personas que guían a los alumnos en sus aprendizajes. En este sentido, las siguientes recomendaciones podrían servir de referencia para aproximarse a la inteligencia artificial:

  1. Acotar el concepto (¿de qué se trata?, ¿qué implica?, ¿con qué otros conceptos está relacionado?, ¿qué dicen sus creadores?, etc.)
  2. Explorar sus aplicaciones (¿para qué sirve?, ¿qué es lo que ya se está haciendo con la inteligencia artificial?, ¿en qué podríamos usarla?, etc.)
  3. Averiguar por la experiencia de otras escuelas amigas (¿hay iniciativas de IA aplicada en las escuelas amigas?, ¿con qué resultados?, ¿qué se ha aprendido?, ¿qué funciona?, ¿qué falla?, etc.)
  4. Medir las propias fortalezas (¿las herramientas digitales están integradas en la práctica docente de nuestros educadores?, ¿disponemos de los recursos necesarios [equipos y conectividad]?, ¿el uso de las herramientas digitales es prioritario para las familias?, etc.).
  5. Medir las propias debilidades (¿la formación que brindamos se centra en las personas?, ¿tenemos claro que nuestra labor no se reduce a la transmisión de nociones abstractas y habilidades técnicas?, ¿tenemos medios de formación humanística específicos?, ¿nuestros docentes están identificados con nuestro ideario?, etc.)
  6. Hacer planes (¿por dónde y cuándo comenzamos?, ¿qué puede aportar a nuestro modelo educativo?, ¿qué parte de nuestro trabajo admitiría este apoyo?, ¿qué parte no requiere el protagonismo de las herramientas digitales?, ¿qué recursos podría ahorrarnos para concentrar esfuerzos en otros aspectos?, etc.)
  7. Comenzar, en equipo, con entusiasmo, con humildad.

Aunque el desafío sea nuevo, sin embargo, no es ajeno. Los educadores son expertos del aprendizaje y por eso que son quienes se encuentran mejor preparados para dimensionar los alcances del nuevo paradigma en cuanto a sus beneficios y límites en el contexto más amplio -y más rico, es decir, de mayor valor- que es la persona humana que con estos adelantos tecnológicos confirma una de sus potencialidades específicas: la innovación, la creatividad.

(Slandau, 2023)

¿Qué es la Constitución Política?


Fernando, el carpintero, recibió el encargo de elaborar los muebles de los dormitorios de un departamento nuevo. Con el arquitecto vieron las medidas de los planos, el diseño de la vivienda y escogieron los materiales. Con esa información, propuso un presupuesto y un plazo para culminar su encargo. Solo faltaba poner manos a la obra.

Más o menos, de esa manera se hace cualquier construcción: se trata de un primer momento de elaboración de un plano y de uno subsiguiente de aplicación de dicho modelo, con el propósito de satisfacer alguna necesidad. Esta manera de proceder no es adecuada para la conducción de otras dimensiones de la vida humana (como la elección de una carrera, el éxito de un emprendimiento o el gobierno de un país, etc.).

En este sentido, me pregunto si las personas que exigen abiertamente un cambio de la Constitución de nuestro país consideran que esta es una especie de plano cuya aplicación resolverá las necesidades y problemas de nuestra sociedad. ¿Qué sentido y función tiene este documento para ellos? Me gustaría saberlo ya que en las calles y en los medios de comunicación masiva se presentan diversas personas exigiendo un cambio de Constitución, sin atinar a exponer por qué.

¿Quizás consideran que la Constitución es una especie de megaproyecto maravilloso que, cuando se implemente, resolverá todos los problemas?

Si ese fuera el caso, sí que tendríamos un problema ya que estarían confundiendo la actividad de manipulación de objetos con la actividad del gobierno de personas. No son lo mismo y no lo son porque la actividad política se apoya en la libertad de los ciudadanos. Si creemos -sí, con mucha fe- que un super proyecto requiere ser implementado para que resuelva nuestras dificultades, entonces estaremos encaminados a la pérdida o disminución de nuestra libertad porque el requisito para cualquier construcción es la manipulación despótica de los elementos implicados (nadie le pregunta al árbol si quiere ser mesa).

No, la Constitución Política no es un plano detallado de la sociedad ideal en que ningún peruano sufra. Lo que sí es la Constitución, en parte, es una declaración de principios que articula todo el conjunto social de nuestro territorio y que dispone la implementación de instituciones que tutelen la vigencia de dichos principios para que cada ciudadano emprenda sus propias aspiraciones

Otra cosa que no es la Constitución es un peruano, como yo. Mis problemas y mis aportes son asuntos que me corresponde atender responsablemente y que no se pueden delegar al Estado o, mejor dicho, a funcionarios que lo representen.

En fin, dejo la pregunta abierta: ¿qué es, para usted peruano o peruana luchadora, la Constitución?, ¿cree -con gran fe- o espera -con mucha confianza- que el cambio de Constitución resolverá sus problemas de hoy?

Sandel: the art of democratic debate


 

En la conferencia, el profesor Sandel recuerda un argumento aristotélico sobre la justicia. A continuación dialoga en torno a las «flautas» y luego aborda el caso contemporáneo del golfista Casey Martin y un tema más.

Lee el resto de esta entrada

Ética: más que soft skills


Observemos un notable caso de habilidades puestas en acción:

Empatía espontánea que facilitaba la comunicación horizontal entre todos los colaboradores, una magnífica gestión del tiempo: cada momento cuenta y sería un costo altísimo que se desperdicie, capacidad de adaptación ante las eventualidades imprevistas que surgieron durante la intervención,  colaboración interpersonal fluida que permitió que se apoyen mutuamente con la parte asignada a cada uno, compromiso firme para no abandonar la tarea empezada hasta que culmine, organización precisa con una clara distribución de funciones y tareas exactamente coordinadas y, por último, un liderazgo muy bien empoderado que guió al conjunto para alcanzar el logro de los objetivos propuestos.

Se trata de… una banda de asaltantes de bancos. Con ello quiero decir que a poco que se observe la acción delictiva o corrupta se podrá notar que exige la puesta en marcha de habilidades blandas como las que describo u otras, además de un conocimiento especializado que sea preciso y eficaz (leyes, finanzas, ingeniería, etc.). Por eso es que considero que una estupenda capacitación profesional y el desarrollo de habilidades blandas no brindan los recursos que las personas necesitan para resistir la tentación cuando se presenta ni para conducirse con rectitud a la hora de llevar a cabo sus funciones sociales en la empresa, en el Estado o en sus relaciones interpersonales.

Al parecer, hemos olvidado algo muy importante que se encontraba en el origen mismo de nuestra civilización occidental, esto es, la excelencia en la conducción de la propia vida (ética) a diferencia de la mera subsistencia (vivir) o de la manipulación de objetos (técnica). Me refiero al componente ético llamado virtud que básicamente consiste en la capacidad adquirida para conducirse a uno mismo de acuerdo a criterios de mejora del propio decisor y de los demás; por ello, Aristóteles se refería a ella como una perfección que cada quien puede darse a sí mismo y, por el contrario, aquello que conduce al resultado opuesto (deterioro de la propia persona), lo designaba como vicio.

En la actual coyuntura de nuestro país estamos observando un desfile de modelos de conducta por parte de personajes tanto del sector público como del privado que han perpetrado acciones inmorales de corrupción. Tales formas de comportamiento se caracterizan por deteriorar la condición humana de sus protagonistas (por el dinero mal habido se han vuelto deshonestos) y por causar daños al resto de peruanos ya que se han omitido muchos beneficios sociales que con esos dineros podrían haberse creado (más escuelas, mejores hospitales, mejores vías de comunicación, más emprendimiento, etc.).

Sin embargo, esta nación no se ha hundido y ello a pesar de las acciones de los renombrados personajes de la corrupción, ante cuyo panorama sombrío por inmoral, se yergue, antagónico, el otro frente de millones de peruanos que cada día se ganan el pan con el sudor de su frente: minutos antes del amanecer, las calles se llenan de personas que inundan las combis, los buses, los colectivos y las avenidas con sus autos particulares y al fin del día se repite el espectáculo cuando culminan sus jornadas y vuelven a sus hogares. Si nuestro país ha superado tantos reveses en la historia y si resiste los golpes traidores de unos pocos que ven al Estado como botín a expoliar es debido a esa mayoría de personas que cada día saben conducirse de tal manera que se empeñan en hacerse cargo de sus vidas positivamente.

Creo que la salida de la crisis también pasa por empeñarnos en promover esa clave ética que asegura en cada persona la capacidad de cumplir las leyes y de actuar positivamente en cualquier circunstancia porque permiten que cada quien se acostumbre a usar sus habilidades y sus conocimientos para la mejora de su persona y de los demás.

Las personas pueden educar personas


Juan Carlos conocía su dispositivo casi a la perfección (instalación del chip, configuración, ahorro de batería y megas, sistema operativo, capacidad de la memoria interna y RAM, megapíxeles de las fotos, sincronización de cuentas, etc., etc.) Sus compañeros en el colegio solían consultarle cuando tenían problemas con sus dispositivos, cuando querían hacer materiales para las clases o para crear preparaciones interactivas para las presentaciones con los padres de familia de los alumnos. En fin, Juan Carlos era un capo de la computación y de las matemáticas, que era la materia que dictaba en el colegio. Lee el resto de esta entrada

Educar a… Alejandro, María, José, Daniela, Arantza… o sea, personas


Al comenzar la jornada cada día en la escuela, nuestras miradas se entrecruzan con las de los alumnos que asisten a ella. Una vez en el aula, el maestro hace sus mejores esfuerzos para que la actividad que planificó para el dictado de su curso de ese momento se lleve a cabo a la par que el estudiante aprenda interiorizando la lección. Luego cambia la asignatura y también el profesor y se repite la faena hasta acabar la jornada escolar diaria y todos vuelven a sus hogares.

¿Esto resume la vida escolar? No, es el resumen de uno de sus aspectos. La vida de los chicos en la escuela es mucho más variada; ellos suelen darse cuenta. Esa descripción deja de lado los acontecimientos más importantes que se juegan cotidianamente en el colegio.

Lee el resto de esta entrada

El «core business» de la educación


Es un lugar común que al proponernos erigir nuevas instituciones educativas o hacer cambios sustanciales en las mismas, solemos ocuparnos de la misión, visión y luego revisamos los aspectos legales (licencias, autorizaciones de funcionamiento, certificado de defensa civil, ministerio de trabajo, etc.), infraestructura y equipamiento (planos, normas, presupuestos, mobiliario, equipos, etc.), pedagogía (plan de estudios, carteles de contenidos, proyecto curricular, diversificación, sílabos, útiles escolares, materiales, etc.), finanzas (costos de inversión, costos de funcionamiento, flujo de caja, punto de equilibrio, fuentes de financiamiento, etc.), administración (matrículas, pensiones, contratos, planillas, impuestos, procedimientos, registros, actas de notas, constancias, etc.), organización (organigramas, protocolos, manuales de funciones, etc.)

Parece ser que definiendo estos asuntos, el proyecto está completo y solamente faltaría proveer al equipo de la gente y los recursos para llevarlo a cabo. Sin embargo, quisiera proponer dos cuestiones: ¿tenemos clara cuál es la esencia de la actividad educativa? o, con otras palabras, ¿cuál es el core business de este sector económico? Y además, ¿por qué los padres de familia matricularían a sus hijos en este colegio y no en otro? Ciertamente hay diversas respuestas, como diversas son las instituciones educativas; no obstante, me permito ofrecer una reflexión al respecto. Lee el resto de esta entrada

Vacaciones… de los hijos


Cuando llega el verano y las vacaciones del colegio con él, también comienza una preocupación para los padres: ¿qué van a hacer en esos días? Muchos encuentran la respuesta en los cursos de verano que ofrecen diversas instituciones. Sin embargo, cada día tiene más tiempo que el que ofrece un curso de verano matutino… y que los chicos completen el tiempo viendo la tele o jugando videojuegos no es la mejor alternativa.fin-de-colegio-vacaciones-verano-cuentamesister

Opino que los padres primero deberían plantearse en qué son buenos sus hijos y qué cualidades le falta desarrollar porque así les conviene o porque han mostrado poco avance durante el año. De esto quedan claras las prioridades que requieren acciones para ser llevadas a la practica. Con esa información, hay que ver qué curso o taller necesitan mis hijos y también qué otras cosas pueden hacer en el tiempo libre.

Dicho eso, propongo -a los padres- un plan de acción: Lee el resto de esta entrada

Los números de 2015


Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2015 de este blog:

Aquí hay un extracto:

Un teleférico de San Francisco puede contener 60 personas. Este blog fue visto por 1.100 veces en 2015. Si el blog fue un teleférico, se necesitarían alrededor de 18 viajes para llevar tantas personas.

Haz click para ver el reporte completo.