Archivo de la categoría: Pensamiento

Las personas pueden educar personas


Juan Carlos conocía su dispositivo casi a la perfección (instalación del chip, configuración, ahorro de batería y megas, sistema operativo, capacidad de la memoria interna y RAM, megapíxeles de las fotos, sincronización de cuentas, etc., etc.) Sus compañeros en el colegio solían consultarle cuando tenían problemas con sus dispositivos, cuando querían hacer materiales para las clases o para crear preparaciones interactivas para las presentaciones con los padres de familia de los alumnos. En fin, Juan Carlos era un capo de la computación y de las matemáticas, que era la materia que dictaba en el colegio. Lee el resto de esta entrada

Educar a… Alejandro, María, José, Daniela, Arantza… o sea, personas


Al comenzar la jornada cada día en la escuela, nuestras miradas se entrecruzan con las de los alumnos que asisten a ella. Una vez en el aula, el maestro hace sus mejores esfuerzos para que la actividad que planificó para el dictado de su curso de ese momento se lleve a cabo a la par que el estudiante aprenda interiorizando la lección. Luego cambia la asignatura y también el profesor y se repite la faena hasta acabar la jornada escolar diaria y todos vuelven a sus hogares.

¿Esto resume la vida escolar? No, es el resumen de uno de sus aspectos. La vida de los chicos en la escuela es mucho más variada; ellos suelen darse cuenta. Esa descripción deja de lado los acontecimientos más importantes que se juegan cotidianamente en el colegio.

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Calidad educativa para las personas


La calidad educativa es una aspiración constante para las autoridades y para las familias que esperan un efectivo apoyo en la formación de sus hijos. En nuestro país, la creciente creación de instancias y procesos de “Acreditación” es una muestra de este compromiso. En ese sentido todas las previsiones son bienvenidas y por eso en las escuelas contamos con detallados planes, programaciones y presupuestos. Sin embargo, cabe llamar la atención sobre un factor antropológico que es neurálgico a todo el sistema educativo. Lee el resto de esta entrada

Trabajo y felicidad


Hace poco descubrí un libro precioso en la biblioteca de mi colegio. Se trata del libro «El elemento» de Sir Ken Robinson.
No pretendo reseñarlo aunque sí aprovecho esta tribuna para comentarlo y recomendarlo.
Podría decir que este texto es una invitación a evaluar si somos felices y hacemos felices a los demás con nuestro trabajo ya que relaciona las variables profesión, talentos y felicidad.
Con la ayuda de innumerables ejemplos de personas destacadas, el autor nos reta a considerar si hemos hallado y apreciado nuestro «elemento», es decir, los propios talentos y si les estamos sacando todo el provecho que se puede, ya que cuando los descubrimos y aprovechamos las cosas se vuelven más fáciles y nuestra creatividad se dispara: como cada persona es única, ellos nos permiten hacer la diferencia dondequiera que estemos y su crecimiento parece no parar nunca.
En estas líneas se nos invita a pensar de forma diferente ya que a diferencia de los prejuicios o estereotipos vigentes, más que carreras de futuro, hay hombres de futuro. De ahí que para elegir la profesión y el empleo haya que tener en cuenta el conocimiento de los propios talentos.
Poco a poco, Robinson desvela ante el lector los entresijos de esta manera de enfocar la vida y el trabajo. Va desde el cambio de mentalidad hasta la necesidad de encontrarse con otros como uno, con talentos e intereses similares («la tribu»). De fondo, reitera la importancia de conocerse a uno mismo para identificar en qué somos buenos y tener la valentía de hacer las cosas con esperanza en que nuestro talento puede llevarnos lejos.
De paso, y muy a su estilo, hace una crítica a la versión impersonal de los sistemas educativos vigentes que, al masificar a sus estudiantes no ayudan al autoconocimiento de los talentos y acaban ahogándolos con multitud de cosas políticamente correctas.

Cuando termina el colegio…


Estudiantes SMLa universidad representa un momento privilegiado para discernir, sintetizar y cultivar las lecciones más importantes aprendidas en el colegio. Los nuevos estudiantes experimentarán en carne propia lo que significa “crecer” en el sentido que ampliarán sus capacidades y conocimientos. Lee el resto de esta entrada

¿Cultivar el intelecto o el alma?


senecaTe he referido estas cosas para demostrarte cuán impetuosos serían los impulsos de los novicios hacia las cosas más altas si alguien les exhortara, si alguien les animara. Por el contrario, se yerra, un poco por culpa de los discípulos, que llevan a los maestros el propósito de cultivar el intelecto o la ciencia y no el alma, y así lo que fue filosofía se ha convertido en filología, y lo que fue sabiduría se ha convertido en algo que ahora llamamos ciencia.

Ideas are dangerous. Chesterton


“Ideas are dangerous, but the man to whom they are least dangerous is the man of ideas. He is acquainted with ideas, and moves among them like a lion-tamer. Ideas are dangerous, but the man to whom they are most dangerous is the man of no ideas. The man of no ideas will find the first idea fly to his head like wine to the head of a teetotaller.”

G.K. Chesterton in Heretics

El totalitarismo… ¿del anticristianismo?


Hannah Arendt escribió esto refiriéndose al totalitarismo como nueva -y monstruosa- forma de gobierno de la primera mitad del siglo XX.
Leyéndolo hoy en día, parece que describiera al anticristianismo occidental.